martes, 22 de noviembre de 2011


El álbum ilustrado: un género en alza

Villar Arellano
Xavier Salomó


Hay dos puertas de acceso infantil al universo literario y al ámbito del arte: la primera es la voz del adulto, que transmite a los más pequeños el calor y la fascinación de los relatos; la segunda es la imagen, un estímulo directo e impactante que los sitúa de lleno en un valioso contexto de formas, colores y sensaciones estéticas. Ahí reside el principal valor del libro ilustrado: en ese papel de iniciación, de entrada al mundo simbólico del arte, al placer de contemplar, imaginar y sentir.
Cada vez hay una mayor conciencia de la función educativa de la ilustración, quizá por eso ha ido cobrando una creciente relevancia dentro de la creación editorial para niños y jóvenes, pasando de ser un elemento auxiliar, un recurso de apoyo para el texto, a constituir parte integrante de la narración. Dicha evolución está también relacionada con el propio devenir de nuestros hábitos culturales y con el desarrollo de nuevas formas de lectura.
La extensión de los medios audiovisuales creó la necesidad de aprender a comunicarse mediante códigos gráficos. Este interés formativo impulsó a ilustradores y editores a experimentar con el potencial expresivo de las diversas técnicas, no sólo en cada página, sino en el propio diseño del objeto-libro.
Ya en nuestros días, la recién llegada era digital ha traído consigo nuevas formas de relación con los textos. Cada vez más, la lectura secuencial está dejando paso a la navegación hipertextual. Así, cuando leemos en la pantalla de un ordenador, vamos transitando de una idea a otra a través de enlaces, combinando imágenes y palabras, percepciones visuales e incluso sonidos. Esta forma de lectura también ha influido en la concepción del libro infantil, con un creciente despliegue de recursos que integran lo gráfico y lo verbal.
De este modo, los creadores se han apoyado en la imagen y en el diseño para establecer diferentes niveles de texto, han adoptado variados estilos y técnicas pictóricas según el tono narrativo (lírico, humorístico, documental...), han integrado la tipografía en las ilustraciones y adecuado la composición gráfica al concepto de relato o al formato de la colección. Por tanto, el enlace entre imágenes y palabras ha permitido desarrollar un complejo conjunto de estrategias que amplían la elocuencia de cada página, elevan el carácter artístico de las propuestas y componen, en definitiva, un nuevo lenguaje creativo.
El máximo exponente de este nuevo lenguaje es el álbum ilustrado, un tipo de libro en el que texto e ilustraciones se complementan para componer un relato integral, con una fuerte preponderancia gráfica que, mediante la lectura visual, incita al lector a una interpretación narrativa que va más allá de las palabras. La clave del género está justamente en esa relación entre ambos lenguajes, una conexión que puede adoptar diferentes rasgos según la intencionalidad de los autores. Así, a través de la discrepancia entre textos e imágenes surge la ironía, cuando la ilustración nos remite a otros contextos artísticos o literarios se produce la intertextualidad y al incluir determinados detalles en la ilustración, se puede enmarcar la historia en unas coordenadas espacio-temporales concretas.
Habitualmente, se suele asociar este tipo de obra con un público infantil, pero lo cierto es que su enorme capacidad expresiva permite afrontar todo tipo de temáticas para los más diversos lectores. Esto es posible gracias a la dimensión simbólica de estos relatos. La fuerza comunicativa que imprime esta combinación texto-ilustración favorece el desarrollo de diferentes niveles narrativos, tanto de un modo explícito como implícito.
Los álbumes ilustrados han sido un ámbito de extraordinaria riqueza creativa, el medio experimental por excelencia de la literatura infantil. Aunque hay estupendos precedentes, el desarrollo del género comenzó en los años sesenta, con autores destacados como Leo Lionni (autor, entre otros, de Pequeño azul, pequeño amarillo) o Maurice Sendak (creador del emblemático Donde viven los monstruos). Después, durante más de dos décadas, estas obras vivieron una época dorada al amparo de una industria editorial pujante que llegó a pecar de sobreproducción. Tras los años de saturación, los noventa supusieron un pequeño declive del género, un repliegue comercial que parecía augurar un futuro oscuro para los libros ilustrados.
Afortunadamente, y poco a poco, el sector se ha ido recuperando y la producción de álbumes vive nuevos tiempos de esplendor gracias al buen hacer de los ilustradores, a la arriesgada apuesta de muchas editoriales y al esfuerzo de promoción de libreros, bibliotecarios y maestros.
En la actualidad, el mercado del libro infantil cuenta con numerosas editoriales que publican álbumes infantiles para niños. Así, junto a las veteranas Juventud, Lumen o Fondo de Cultura Económica, destaca Serres, un sello especialmente comprometido con la formación artística de los pequeños lectores. Junto a éstas, otras grandes editoriales como Anaya han creado colecciones específicamente dedicadas al álbum ilustrado, como “Los Álbumes de Sopa de Libros”. SM, Edelvives, Everest, Alfaguara o Destino son otras destacadas firmas que han apostado por el género con un empeño cada vez mayor.
Pero han sido las pequeñas editoriales quienes han dinamizado el sector de un modo más tenaz, afrontando la traducción de autores relevantes en el ámbito internacional y apoyando el trabajo de nuestros creadores más cercanos. En este ámbito destaca el trabajo de la editorial gallega Kalandraka y su colección “Libros para soñar”, a quien debemos la promoción de una joven cantera de creadores y la recuperación de títulos clásicos como Los tres bandidos, de Tomi Ungerer. También Kokinós ha publicado a autores emblemáticos como Eric Carle, autor de La pequeña oruga glotona y otros muchos títulos inolvidables.
Muy significativo es el catálogo de la colección “Rosa y manzana” de Lóguez, con una especial dedicación a temáticas psicológicas de corte realista y muy volcado al panorama centroeuropeo, con creadores de renombre, como Mira Lobe, Jutta Bauer o Quint Buchholz.
Es también reseñable el trabajo de Thule y su colección “Trampantojo”, entre cuyos títulos figura el premiado Cuentos pulga, de Riki Blanco o Libros del Zorro Rojo, una editorial que ha puesto imágenes a obras clásicas de la literatura universal, como el Discurso del oso, de Julio Cortázar, ilustrado por Emilio Urberuaga, título que inaugura su colección de álbumes “Libros del cordel”
Otras destacadas firmas son: Corimbo, Ekaré, Oqo, Faktoría K o Bárbara Fiore, uno de cuyos logros ha sido darnos a conocer a Shaun Tan, con su prestigioso Emigrantes o a Jimmy Liao, autor de Desencuentros El sonido de los colores.
Mención aparte merecen Media Vaca, una firma experimental e inclasificable que ha logrado componer un catálogo exquisito y atrevido o Los cuatro azules, el último sello que se ha incorporado al sector dentro de este género.
Como puede verse, junto a los grandes grupos, las pequeñas editoriales independientes han configurado un rico y variado panorama en el que están representadas las más diversas temáticas y corrientes, una variedad que pone de manifiesto la excelente salud del álbum ilustrado.
Otro síntoma de vitalidad es la proliferación de certámenes y premios por parte de todo tipo de instituciones. Así, junto al “Premio Nacional de Ilustración” del Ministerio de Cultura y los ya clásicos “Apel-les Mestres” (Editorial Destino), “Fundación Santa María”, “Sant Joan de Déu” y “Lazarillo” (OEPLI), otros premios, como “A la orilla del viento” (Fondo de Cultura Económica) o el “Ciudad de Alicante” (Ayuntamiento de Alicante y Editorial Anaya) tienen una repercusión cada vez mayor, al tiempo que surgen nuevos galardones como el “Princesa de Éboli” (Ayuntamiento de Pinto y editorial Anaya) o el “Premio Internacional Compostela” (Ayuntamiento de Santiago de Compostela y Editorial Kalandraka), reconocimientos que promocionan estas publicaciones y favorecen un nivel de calidad.
Finalmente, el álbum ilustrado se ve reforzado por rigurosos trabajos de investigación, como los desarrollados por Teresa Durán, Teresa Colomer, Mª Cecilia Silva-Díaz, y otros especialistas que van configurando un cuerpo teórico que valora y da sustento teórico al enorme potencial de estos libros. En este sentido, es de destacar la reciente creación, por parte de la Universidad Autónoma de Barcelona, de un Máster en Libros y literatura para niños, que dedica buena parte de su programa al análisis de este tipo de obras y la celebración de encuentros y conferencias internacionales dedicados al género, como el Simposio Internacional celebrado en Barcelona el pasado año y que llevaba por título: Nuevos impulsos en la investigación sobre el álbum: aspectos estéticos y cognitivos, que reunió por primera vez a numerosos especialistas de Europa y América que se dedican a la investigación en este campo.
En el ámbito divulgativo, existe un amplio conjunto de revistas que se ocupan de la literatura infantil y, en buena medida, del álbum ilustrado: CLIJ, Peonza, Lazarillo, Platero, Educación y Biblioteca, Faristol, Primeras Noticias... A ellas se ha sumado, este año, una nueva publicación, Bloc, especialmente dedicada a estas publicaciones y que pretende aportar una visión abierta al panorama internacional.
También en internet se multiplican las páginas que apoyan y divulgan el valor de los álbumes: el Servicio de Orientación al Lector (www.sol-e.com), Imaginaria (www.imaginaria.com.ar/index.htm), Babar (www.revistababar.com), Cuatrogatos (www.cuatrogatos.org), Pizca de papel (www.pizcadepapel.org) y Club Kirico (www.clubkirico.com), son sólo algunos ejemplos del creciente número de publicaciones que afrontan este medio con rigor y profesionalidad.
Todos estos elementos son indicadores de que el álbum ilustrado es un género en alza, un valioso conjunto de lecturas que se obstina en romper moldes y llegar siempre más allá de cualquier etiqueta: una lectura sin edad, a medio camino entre la literatura y la creación plástica, abierta a diversidad de técnicas y lenguajes, sin límite de formatos e ideal para divertirse, reflexionar, soñar, aprender, regalar...
¿Hay quien dé más?

Villar Arellano (Corella, Navarra, 1965)
Directora de la biblioteca Civican, de Fundación Caja Navarra en Pamplona. Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Salamanca, se especializó en pedagogía no formal y en lectura de la imagen y los medios audiovisuales, cursando también estudios de Biblioteconomía y Documentación. Entre los años 1990-2003,  trabajó en el Centro internacional del Libro Infantil y Juvenil de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en Salamanca, coordinando programas de promoción de la lectura. Participa habitualmente en programas formativos para docentes y bibliotecarios y es autora y coautora de varias obras relacionadas con la literatura infantil y el aprendizaje de técnicas documentales. Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas (Educación y Biblioteca, Educación y Medios, Primeras Noticias: Literatura infantil y juvenil, Lazarillo. Revista de la Asociación de Amigos del Libro Infantil y Juvenil,TK, Tramas y Texturas...) y colabora con sus reseñas literarias en varios blog y revistas.
Xavier Salomó (Sabadell, 1976)
Diplomado en lustración y Dibujo por la Escola Massana (Barcelona), ha realizado estudios de História del Arte en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado numerosos trabajos de ilustración en literatura infantil y juvenil como Una Nit Bestial. (Cruilla),  El Loro Morolo(Bayard), La Casa d'en Ramón (Bambú), El camino que no iba a ninguna parte (SM),  La historia de Menta (SM), Crisol y su estrella (SM) o Les aventures de la Tecla (Cruïlla). Colabora habitualmente con las revistas infantiles Cavall Fort y Tatano. Ha recibido los siguientes premios: Premio JUNCEDA 2006 a los mejores libros ilustrados infantiles No-ficción por la colección LOS SONIDOS DE..., Combel, Premio Ferrándiz a las mejores ilustraciones de Navidad 2001 y Primer Premio de Carteles "Centenari trofeu Godó", 1999, Escola Massana-Trofeu Godó. www.xaviersalomo.com

http://www.literaturas.com/v010/sec0812/suplemento/Articulodiciembre08_2.html

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